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Se envían libros a domicilio hasta que el ‘stock’ aguante

Publicado el 14 de Abril de 2020

El cierre de las tiendas de sectores no esenciales y el confinamiento de personas por los efectos del coronavirus se prorrogará, pero pertrecharse con libros adquiridos online y entregados en casa seguirá siendo posible. Al menos, hasta finales de mayo y mientras haya stocks en los almacenes de grandes distribuidores, según prevén fuentes del sector.

El resquicio que ha hallado el libro para sobrevivir en tiempos de restricciones comerciales, pese a no ser declarado producto de primera necesidad como gustaría en el sector, está en un ya famoso en el mundillo editorial punto 25 del anexo de servicios esenciales que el Gobierno dictaminó el 29 de marzo. Permitirse en ese apartado el comercio electrónico, telefónico y por correspondencia conlleva asociado el servicio logístico y de transporte que lo haga posible.

Según cálculos de la Agrupación de Distribuidores de Libros y Ediciones (Adile), dos terceras partes del sector han suspendido su actividad ante la imposibilidad de servir a las librerías físicas, su principal fuente de ingresos: es la decisión de notables firmas del sector como UDL y Les Punxes. Un 30% de las empresas, sin embargo, mantienen servicios mínimos “para los pedidos online, mayormente de empresas con ese canal muy potente, como Amazon, FNAC, Casa del Libro o El Corte Inglés, y de los que ya son proveedores habituales; pero, sólo pueden servir libros identificados como compras por internet”, aclara un portavoz de Adile. Las estimaciones son que en España hay algo más de 200 librerías que venden ahora libros online.

“Pensamos que tendríamos menos demanda, pero es que el electrónico es el único canal que queda ahora para los libros”, apunta Daniel Oropesa, director general de Logista Libros, participada al 50% por Planeta, de la que reparte sus sellos. Desde el confinamiento, sirven para e-commerce “unos 6.000 libros diarios”, un 40% más, en buena parte para Casa del Libro , hiperactiva en esa vertiente.

“En nuestro caso, hemos multiplicado por tres”, asegura un portavoz de la gallega Arnoia, distribuidora particular en tanto las plataformas digitales trabajan a través de ella. En Libelista, red de venta digital de 112 librerías independientes de España, han doblado actividad y si bien ofrecen guardar el libro en la librería de proximidad hasta que amaine o llevarlo a casa, esa posibilidad ahora “es la escogida mayormente”. Desde Amazon admiten que sus ventas “han aumentado estas semanas”, aunque no ofrecen cifras, informa Tomasso Koch.

La actividad genera que las inevitables reducciones de personal sean relativas en esos departamentos. Así, si bien solo es un 15% de las 320 personas de la plantilla, son 45 las movilizadas en Logista Libros, mientras que en Arnoia la reducción en el área de pedidos y almacén ha sido sólo de un 25%; en Libelista, incluso, se han incrementado: de tres a cuatro.

La aplicación de medidas de seguridad (“por prevención, en un pasillo no dejamos que haya dos personas”, ilustra Oropesa) y el menor personal habría repercutido en ligeros retrasos en las entregas: 48 horas más en Libelista o el descenso de “un 96% al 85%” en el cumplimiento de pedidos en 24 horas en Logista Libros.

En cualquier caso, los números no acaban de cuadrar. “Normalmente, se gestionan más de 150 pedidos diarios y desde lo del coronavirus se hacen tres o cuatro”, cifran en Adile la media. “Las ventas por e-commerce son un 15-20%; no compensa, pero no puedes cortar el servicio en las plataformas digitales: si dejas de estar, para tu posicionamiento tiene un coste muy alto”, avisan en Arnoia. “El 85% del negocio viene de la librería física y el 15%, del online, que hemos aumentado, pero no compensa”, dice Blanca Asuero, directora de márketing de Casa del Libro, con 48 tiendas en España, que afrontan un ERTE que afecta a 564 trabajadores.

Directo al domicilio

Por ahora, con tres empresas de mensajería que cumplen los requisitos de seguridad (“como marca no nos interesa otra cosa”) pueden abastecer de cualquier título, “tenemos un stock de fondo sano, para dos meses y, como dinamizadores culturales, proponemos sobre lo que tenemos”. Pero la semana pasada detectó los primeros problemas con títulos de editoriales pequeñas. Y es que, con el confinamiento, los distribuidores no pueden reabastecerse en las editoriales, si bien todos los consultados se mueven con grandes reservas y entre las 200.000 y las 300.000 referencias. “Pero cuando se acabe lo que tengamos de un título, se acaba”, admiten.

Para mitigar eso, Penguin Random House Grupo Editorial, que hasta ahora tenía su distribuidora cerrada, repartirá aquellos pedidos de libros de sus 43 sellos que los compradores estén haciendo estos días a las librerías, los tengan éstas o no entre sus anaqueles. En su política de apoyo a las librerías, también destinará el 10% de las ventas que realiza desde ayer desde su portal megustaleer.com a cupones de descuento para cuando las tiendas reabran.

“Hay stock, y aguantaremos, en general, incluso un tirón por el Día del Libro, pero los márgenes en el servicio digital no son grandes; si esto se alarga, ir más allá de mayo no es rentable”, concluye Oropesa como reflexión de un sector que confía en que la semana próxima se vuelva a la situación anterior al 30 de marzo, tras revertirse el decreto que paralizaba toda actividad no esencial. Así, podrían servir pedidos a los “poquísimos” puntos que sigan vendiendo libros, no solo las de e-commerce. “Será una actividad mínima, en todo caso”, admite.

Fuente:

elpais.com